lunes, 25 de agosto de 2014

INTRODUCCIÓN A LA ELECTROFISIOLOGIA HUMANA

   

    INTRODUCCIÓN A LA ELECTROFISIOLOGIA HUMANA





EKG es el registro gráfico que se obtiene en el papel térmico milimetrado   del electrocardiógrafo para medir la actividad eléctrica del corazón en forma de cinta gráfica continua. Es el instrumento principal de la electrofisiología cardiaca y tiene una función relevante en el cribado y diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares, alteraciones metabólicas y la predisposición a una muerte súbita cardiaca.


VÍDEO ILUSTRATIVO





miércoles, 20 de agosto de 2014

UNA MIRADA AL FUNCIONAMIENTO ELÉCTRICO DEL CORAZÓN....

                  INTRODUCCIÓN A LA ELECTROCARDIOGRAFIA 

Si hay alguna técnica de diagnóstico médico que conozca gran parte de la población, esa es la electrocardiográfica. Todo el mundo tiene en mente una pantalla donde se monitorizan ondas ininteligibles, asociadas en ocasiones a sonidos característicos. Sabemos que son de vital importancia, ya sea para diagnosticar enfermedades, verificar la buena marcha de una intervención quirúrgica o para la simple realización de un test de esfuerzo físico.
Sin embargo, poca gente conoce las razones de estas señales, la información contenida en ellas y mucho menos su proceso de adquisición. En próximos apartados se resumen los secretos de esta popular y a su vez desconocida técnica, así como los lugares de la red donde podemos encontrar información acerca de ella.

ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL CORAZÓN

El corazón es un órgano muscular contráctil y hueco, principal agente de la circulación sanguínea. Está situado entre los dos pulmones, encima del diafragma, delante de la columna vertebral, de la que lo separan el esófago y la aorta, y detrás de los cartílagos costales y el esternón, que lo protegen a modo de escudo. Se halla mantenido en esa posición por su continuidad con los grandes vasos que parten de su base y, sobre todo, por el saco fibroso del pericardio, que lo envuelve completamente y contrae adherencias con las formaciones anatómicas vecinas.
torax
Se compone de cuatro compartimentos: dos superiores o aurículas, separadas entre sí por el tabique interauricular, y dos inferiores o ventrículos, entre los que se interpone el tabique interventricular. Los ventrículos tienen forma de cavidad conoidea en la que se encuentran dos orificios: uno, el orificio auriculoventricular, que lo pone en relación con la aurícula correspondiente y el otro, el orificio arterial que lo hace comunicar con el tronco arterial que de él nace: arteria pulmonar en el ventrículo derecho y aorta en el izquierdo. Estos orificios están provistos de válvulas: membranas delgadas, flexibles y movibles que regulan el curso de la sangre. Las válvulas situadas a nivel de los orificios auriculoventriculares derecho e izquierdo reciben, respectivamente, el nombre de tricúspide y mitral, y las situadas en los orificios de las arterias aorta y pulmonar, el de sigmoideas aórtica y pulmonar.
Las aurículas se encuentran por encima de los ventrículos, de los que difieren principalmente por la delgadez relativa de sus paredes, por su menor capacidad y por el mayor número de orificios que se abren en su cavidad. Estos orificios son de dos órdenes: el auriculoventricular, ya descrito, y los orificios venosos, que corresponden a la desembocadura en la cavidad auricular de conductos venosos y cuya disposición y número varía en cada una de las dos aurículas. La aurícula derecha presenta en su cara superior el orificio de la desembocadura de la vena cava superior y en la pared posterior dos orificios, el de la vena cava inferior y el de la gran vena coronaria. La aurícula izquierda recibe en su pared superior la desembocadura de las cuatro venas pulmonares.
corazon
El tejido cardíaco es un tejido excitable, como el tejido nervioso, pero a diferencia de éste, su excitación provoca una contracción. Cuando una onda de despolarización o activación se difunde a través del tejido cardíaco se inician los procesos químicos que dan lugar a la contracción. Así pues, la actividad mecánica cardíaca va acompañada de una actividad eléctrica que la provoca.
La actividad eléctrica cardíaca se genera dentro del propio órgano gracias a ciertas células especializadas que tienen la propiedad de ser autoexcitables y de funcionamiento periódico, es decir, son capaces de generar potenciales de acción por sí mismas con cierta periodicidad. En este sentido el corazón es un órgano relativamente autónomo, funcionando sin intervención del sistema nervioso, aunque éste si puede llegar a regular el ritmo de latido.
Ciclo cardíaco
Se denomina ciclo o revolución cardíaca al conjunto de movimientos que efectúa el corazón en cada latido. Fundamentalmente comprende tres fases: la sístole auricular o presístole, la sístole ventricular y la diástole ventricular.
ciclo cardiaco
Durante la sístole auricular la sangre se acumula en las aurículas, aumenta de presión y pasa a los ventrículos.  En los primeros momentos de la sístole ventricular la presión en las arterias es mayor que en el interior de los ventrículos, y las válvulas sigmoideas permanecen cerradas; cuando la presión en el ventrículo es superior a la del sistema arterial se abren las válvulas sigmoideas y se expulsa la sangre. La diástole ventricular empieza cuando se ha vaciado el ventrículo, las válvulas sigmoideas se cierran, el miocardio se relaja y el ventrículo se llena de la sangre procedente de las aurículas. En una persona en reposo el ciclo cardiaco puede durar en torno a los 0,8 segundos;  0,3 la sístole y 0,5 la diástole.


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GASTO CARDÍACO EN CONTEXTO

En cada latido, el corazón eyecta un determinado volumen de sangre. En la contracción isovolumetrica de los ventriculos en el proceso de sistole se eyectan cerca de 70 ml por latido El volumen total de sangre bombeada por minuto se llama gasto cardíaco. Éste se relaciona con el volumen de sangre que el corazón es capaz de movilizar, por lo tanto, con la cantidad de energía química necesaria para realizar ese trabajo y con el consumo de oxígeno necesario para disponer de esa energía química. Un cambio del gasto cardíaco puede deberse a cambios de la frecuencia del latido, del volumen de eyección o a ambos frente a variaciones en las necesidades orgánicas de aporte sanguíneo a los tejidos; como por ejemplo, durante el ejercicio, por acción nerviosa u hormonal.